De regreso del viaje que nos ha llevado por Tanzania, Kenia y Uganda los dos últimos meses, el tema principal del que se puede hablar es la fauna salvaje de estos países y en concreto, de los safaris realizados.
La primera parada en nuestro periplo africano fue Arusha, capital tanzana (no oficial) de los safaris. Allí tuvimos la suerte de que nos pusieran en contacto con Active Tanzania, a posteriori la mejor agencia especializada que hemos conocido durante el viaje. Desde el principio nos pareció una empresa seria, que no estaba dispuesta a "tirar" los precios para conseguir clientes a cambio de rebajar la calidad de su servicio. Además, colaboran con una ONG que trabaja en la zona y apoyan las iniciativas locales.
Su safari de 5 días nos llevó al Lago Manyara, Serengeti y Ngorongoro, 3 lugares distintos e interesantes, con paisajes sensacionales y abundante fauna en cada uno de ellos. La organización resultó casi perfecta, durmiendo en sencillas tiendas de campaña y comiendo sorprendentemente bien, si tenemos en cuenta los medios disponibles.
Montados en un todoterreno semi-descapotable, hicimos game drives (paseos en 4x4 en busca de animales) desde primera hora de la mañana hasta el anochecer de la mano de nuestro conductor, Peter, un guía excelente. Gracias a él pudimos observar prácticamente todos los animales existentes en los parques (y aprender sobre ellos): monos, hienas, chacales, avestruces, elefantes, jirafas, cebras, ñus, búfalos, gacelas, antílopes, hipopótamos, leones, leopardos, guepardos,... e incluso un rinoceronte. El más caro, pero sin duda el mejor safari organizado de los que hemos realizado.
De vuelta en Nairobi, y tras una complicada tarde de búsquedas y negociaciones, reservamos nuestro segundo safari, esta vez por Masai Mara. La empresa elegida fue Spirit of Africa, un completo desastre. Me atrevería a decir que no cumplieron ninguna de sus promesas en cuanto a duración, horas de game drive, alojamiento, comida, recorrido,... por no mencionar que el conductor nos intentó robar. Menos mal que la grandeza del parque y su fauna merecieron la pena.
Al término del safari fuimos a dormir al lago Naivasha, desde el que nos desplazamos en bici a Hell’s Gate. Este pequeño parque se anunciaba como una gran experiencia porque te ofrecía la posibilidad de recorrerlo a pie, entre la fauna local. La realidad no fue tan espectacular pues los animales, evidentemente, apenas se acercaban a la pista principal transitada por vehículos. De todas formas, resultó ser un (mini) safari "diferente".
Una vez en Uganda, fuimos a Masindi y alquilamos directamente un taxi con conductor para visitar el Parque Nacional de Murchison Falls. La experiencia no fue muy recomendable, debido sobre todo a la insistencia de nuestro guía en sacarnos más dinero por cualquier concepto. Su organización del fin de semana dejaba mucho que desear así como el vehículo, un utilitario normal y corriente que no estaba preparado para ir de safari. Lo mejor, la visita a pie a las cascadas. En el camino de vuelta, intentamos hacer un trekking con los chimpancés de la zona pero no quedaban plazas suficientes.
En Fort Portal (Uganda) acudimos a Kabarole Tours para alquilar una minivan con top-up roof, dejando claro (para evitar repetir malas experiencias) que el itinerario era variable. Nuestro conductor nos llevó primero al Queen Elisabeth N.P., cuyo sector norte resultó un poco decepcionante porque apenas había fauna. La zona de Ishasha, sin embargo, nos cautivó con sus paisajes acompañados de elefantes, leones e incluso algún leopardo.
Desde allí nos dirigimos al Lago Mburo, el único parque del país que cuenta con cebras entre sus habitantes. Este safari, medio organizado medio por libre, nos dejó en general buen sabor de boca.
Por último y para desquitarnos de la mala experiencia previa, decidimos volver a Masai Mara por nuestra cuenta. En un único pero intenso día en Nairobi conseguimos organizar todo lo necesario: alquiler de 4x4, compra de comida, material de acampada y recopilación de toda la información requerida.
Después de hacer una noche en Narok, a mitad de camino, llegamos al parque donde pasamos los siguientes 4 días. Nos alojamos en el camping Aruba, cerca de la puerta Talek. Se puede comer allí mismo o en el pueblo cercano, pero conviene confirmar antes de ir que el restaurante está abierto. Si prefieres visitar el parque con guía puedes contactar con Edward "Lion", el masai responsable del campsite, que también te ofrecerá todo lo necesario para hacer tu estancia lo más placentera posible.
A pesar de tener algún problemilla mecánico con el coche y de perdernos un par de veces, disfrutamos enormemente de nuestra estancia y de los animales salvajes. También hay que decir que tuvimos la suerte de coincidir con la gran migración e incluso vimos a las cebras y los ñúes cruzando el río Mara.
En general, no resulta complicado conducir por el parque (si tienes experiencia con un todoterreno) ni encontrar la fauna. Tan solo tienes que preguntar a otros conductores, acercarte cuando veas un grupo de vehículos parados y tener en cuenta que los animales suelen vivir casi siempre en lugares fijos. En cuanto a las tareas logísticas, también resulta sencillo visitar Masai Mara por libre si realizas una preparación mínima. Una opción muy recomendable si se quiere aprovechar al máximo la estancia en esta reserva.